Estoy enamorado de mi madre.


"Cuando tenía cuatro años de edad, desperté mirando a un ángel: con su cabello largo, rico aroma, ojos bonitos y
una sonrisa verdaderamente contagiosa; fue mi primer amor. Mi madre."

Entre los tres y los seis años, frases como “mamá, me casaré contigo” o “papá, eres el mejor”, son habituales. Son declaraciones de amor y corresponden a una etapa muy importante en su maduración psicológica.

En sus fantasías, el niño enamorado de su madre, trata de evitar al rival paterno; más tarde se identificará con él y elegirá una mujer fuera de la familia. 

La niña también se enamora de su padre y asume en algún momento que tendrá que esperar a encontrar a otro. Esta constelación psicológica se conoce como complejo de Edipo (o complejo de Electra) y, lejos de ser patológica, estructura las relaciones afectivas que tendremos más tarde.

También es importante no ridiculizar al niño y sea escuchado con respeto.

Los padres tienen que estar cerca para acompañarlos cuando tienen conflictos amorosos y lo que nunca se debe hacer es ridiculizarles o intentar convencerles de que no tienen importancia, porque “es algo pasajero”. Las niñas tienen más fácil hablar de los sentimientos, los niños suelen ocultar más los afectos cuando comienzan a fijarse en amigas o compañeras.

Una pequeña historia de Alberto y carolina:

Alberto tiene 10 años, lleva un tiempo algo ensimismado y sus notas han bajado. Esta tarde ha llegado a su casa muy enfadado y se ha metido en su cuarto a llorar.
Al rato sale y cuenta que un amigo suyo es imbécil porque le ha dado un empujón y le ha hecho mucho daño.
María, su madre, sabe que le pasa algo que para él es muy importante. Después de escucharle, pregunta:
“¿Dónde te ha hecho daño?”.
“Aquí –responde Alberto señalándose a la altura del corazón, que es lo que le duele–.
Me ha dado un puñetazo y me ha tirado al suelo”.
La madre sigue inquiriendo:
“¿Os estabais peleando por algún motivo serio?”.
Esta pregunta le da confianza para contarle a su madre el motivo de su llanto:
“Bueno, es que fíjate si será mal amigo que le ha dicho a Carolina que ella me gusta y yo le había dicho que no quería que ella lo supiera, porque ahora lo van a saber todos. Va a pensar que soy tonto, era yo quien se lo tenía que haber dicho, pero me daba un poco de vergüenza porque a veces creo que le gusto pero otras veces me parece que no. ¿Qué va a pensar ella de mí ahora?”.
“Entiendo tu preocupación, pero si hablas con Carolina, te puedes enterar de lo que opina y así saldrás de dudas”, le contesta María, que ha sabido promover la confianza de su hijo y se ha tomado en serio sus sentimientos.
También ha pensado que tiene que decirle a su padre que hable con él de los sentimientos hacia las chicas y de las relaciones con amigos.


Nadie te enseñara a ser madre o padre; la vida, te formara como tal.

Y, ¿cual fue tu historia?

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