¿La verguenza es saludable?



La vergüenza, es una emoción natural que nos conecta con las limitaciones humanas. El hecho de ser humanos implica necesariamente la posibilidad de cometer errores, de necesitar ayuda, y de reconocer que
hay cosas que nos superan a nuestro control.
Las familias, forman un sistema, en el cual, todos sus integrantes -se deben- apoyar unos a los otros (bueno o malo; feo o bonito). Cualquier conflicto en la relación del matrimonio primario, afectará la capacidad de los otros miembros de la familia, para satisfacer sus necesidades (u obtener un logro como familia).
El conflicto puede estar relacionado con la pobreza, la adicción, la enfermedad física o mental, el suicidio, la muerte o cualquier otra desgracia que ocurra (dentro de la familia). Todo factor que sea causa de aflicción para uno de sus miembros afectara al resto del grupo familiar.
Si los problemas se tratan de forma abierta y positiva, la familia tendrá más fuerza para superarlos. (En el aspecto negativo:), frecuentemente, preferimos aislarnos para que las otras personas no se preocupen por lo que está pasando o por excesiva vergüenza ocultamos la verdad. Esta actitud crea en los demás un sentimiento de incertidumbre. De esta forma los dejamos sólos con sus temores e imaginando distintas situaciones en la cual termina aislándose.
La vergüenza nos señala nuestras limitaciones. Poseerla en grado razonable nos permite asumir errores y afrontar las dificultades pidiendo ayuda si fuera necesario.
Carecer de vergüenza es comportarnos como si fuéramos perfectos, por lo tanto, si aparece alguna imperfección, algún conflicto, actuaremos como si este no existiera, intentando controlar todo lo que sucede a nuestro alrededor, culpando, criticando y juzgando a los demás, sin conciencia de nuestros límites humanos.
En el otro extremo: si nos sentimos muy avergonzados, por lo que somos, asumiremos una identidad de fracasos. Un sentimiento crónico de inferioridad frente a los demás nos introduce en el pernicioso hábito de criticarnos.
Estamos sumidos en una vergüenza toxica; cuando elegimos asumir conductas degradantes. Esto nos lleva a descontrolarnos, continuamente, como lo hacen las personas que padecen adicciones, desvalorizándonos continuamente; cuando utilizamos la torpeza como un medio para obligar a otros hacer lo que podríamos hacer nosotros, (si no estuviéramos “taaan avergonzados”) y cuando procedemos como si fuéramos débiles e impotentes, como forma de adquirir poder sobre otros (manipulación; en lugar de asumir que “podemos resolver ese conflicto que se presenta”).
Deberíamos resolver nuestras limitaciones, con razonable pudor y aceptar la necesidad humana, de pedir ayuda.
Pidamos ayuda en cualquier momento a nuestra familia. Si tu familia, no es unida, entonces únelos, y si no puedes, busca algún especialista para que te ayude.
psico: leonor martinez.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Estoy enamorado de mi madre.

Crecimiento personal explicado en una metáfora

¿Los errores abren nuestra mente?